Parte 1: Vulva «El poder del lenguaje y de la diversidad»

La vulva, la gran desconocida en nuestro vocabulario y, en muchas ocasiones, hasta en nuestras vidas. Solemos oír, ver y hablar más de penes que de vulvas, ¿a qué se debe esto?

La palabra vulva como tabú

En nuestra sociedad, las referencias a los genitales femeninos siempre tienen connotación negativa mientras que los masculinos pueden reforzar positivamente cualquier cosa, un ejemplo muy evidente son las expresiones de “es la polla”, como algo fantástico y “es un coñazo”, como algo aburrido.

Podemos comprobar que la vulva se ha convertido en un gran tabú a lo largo de los años, generando un gran desconocimiento sobre nuestro propio cuerpo. En vez de nombrar nuestros genitales externos con su respectivo nombre, como cada parte de nuestro cuerpo, les hemos puesto infinidad de eufemismos, como: toto, chirri, chichi, chocho, pepe, papo, rajilla… que solo sirven para enmascarar la realidad. 

Lo hemos vivido tan de cerca, desde una edad tan temprana, que hemos llegado a interiorizar toda esa carga de culpa, vergüenza y pudor cuando llamamos a nuestros genitales externos por su nombre. Estrechamente relacionado con el sistema Patriarcal, Capitalista y Religioso en el que vivimos, dejando al sexo femenino secundario, insatisfecho y pecaminoso. 

Desde pequeñas las niñas tienen una gran confusión para nombrar sus genitales y acaban recurriendo a expresiones como “mis partes” o “ahí abajo”. No darle un nombre como a las demás partes del cuerpo tiene un gran significado, es la zona no nombrada, que no existe y a la que no hay que prestar atención porque es vergonzoso.

Diversidad de vulvas

Hay muchísimos tipos de vulvas, así como personas hay y todas son absolutamente normales mientras no se manifieste ningún tipo de dolor. Si no hay dos pechos, manos o cualquier otra parte del cuerpo igual de una persona a otra, ¿por qué tendría que haber un tipo de vulva “ideal”?

En esta sociedad continuamente nos invaden con un tipo de “vulva perfecta” en medios de comunicación, revistas, dibujos anatómicos, pornografía, etc. ¿Qué casualidad no? Haciéndonos creer que nuestra vulva no encaja en esa “normalidad” que vemos continuamente. Y ahí es donde empieza nuestra preocupación y ansiedad, al comparar la propia vulva con la de las imágenes que nos van apareciendo, haciéndonos creer que nuestra vulva no es la ideal.

Esto está produciendo un incremento en las cirugías genitales como rejuvenecimiento vaginal, liposucción del monte de venus, corte de labios y la reconstrucción del himen, entre otros. Resulta que la vulva tiene que lucir joven, simétrica y pequeña, personalmente bautizada como la vulva minimalista. Son muchos los estudios donde las mujeres expresan una percepción negativa de sus genitales en comparación a los hombres, debido a esta imagen impuesta de “vulva perfecta”.

 

 

En ellas, destaca la preocupación por características tales como la apariencia, olor y textura de sus vulvas, influidas por sentimientos de impureza y suciedad. Estos sentimientos están alimentados por toda la publicidad de excesiva higiene que hace que nos sintamos incomodas con el olor y la limpieza de nuestra vulva.

Y curiosamente este exceso de higiene con jabones alteran la acidez de las mucosas, dañándolas y provocando el exceso de hongos que causan mal olor y diferentes dolencias y/o picores. Los genitales no huelen mal a no ser que estén enfermos, el olor que desprenden en la menstruación es por la reacción a los químicos y blanqueantes de esos tampones y compresas.

Nueva visión

La relación que tenemos con nuestra vulva suele ser complicada por la educación recibida y los mensajes de la sociedad que nos dicen que es una zona fea o sucia creando rechazo hacia esta parte del cuerpo. Esta percepción negativa nos influye de forma negativa en nuestra autoestima y en las relaciones sexuales.

Siendo conscientes de la influencia que tiene nuestro entorno en esta percepción negativa podremos empezar a desaprender lo aprendido para reconciliarnos con nosotras mismas y con nuestros genitales.

Merece la pena, dado que favorece una relación positiva con lo que es, una parte muy importante de nuestro cuerpo y, además, facilita la prevención de problemas en la zona al ser capaz de detectar cambios en su aspecto

 

Entre nosotras tenemos que abrir espacios de conversación para celebrar nuestra diversidad, aprender a querernos y entender que cada una de nosotras tiene algo único y bello, que no debe ser estigmatizado por versiones patriarcales y capitalistas de lo que es la belleza.

Os invito a ver trabajos de artistas como Hilde: The Vulva Gallery (Instagram) para ver la infinita diversidad de vulvas que existen.

Recomendaciones:

  • Hablemos con naturalidad de vulvas y penes como cualquier otra parte del cuerpo. El lenguaje moldea nuestra forma de ver el mundo
  • Límpiate con agua todos los días como te lavas la cara por la mañana, sin jabones normales o íntimos ya que ambos son perjudiciales, lleva ropa íntima de algodón para que transpire y, si es posible, en casa ir sin ella y sustituir tampones y compresas por copa menstrual o compresas de tela de algodón.

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